Las Gerberas y sus cuidados
La coloración intensa de las flores de la gerbera le hace una de las flores ornamentales más buscadas en el mundo, ya que la belleza de sus colores, no dejará a nadie indiferente. La gerbera o Margarita africana es una planta de la familia Asteraceae originaria de Sudáfrica, comprendiendo alrededor de 150 especies distintas.
Esta flor fue descrita por el botánico y naturalista Carlos Linneo, quien además, es el responsable de ponerle nombre a la planta, la cual es un homenaje al naturalista alemán Traugott Gerber, que coleccionó gran número de estas flores. Su nombre científico es Gerbera Jamensonii.
La forma de esta planta es simétrica y crece en forma de roseta abriéndose en gran medida. Durante los tiempos cálidos esta panta producirá flores de diversos tonos muy parecidas a las margaritas, de allí que sea llamada margarita africana. Algunos de los colores que puede producir son: rojo, violeta, blanco, amarillo, crema y rosa anaranjado.
Esta planta puede llegar a medir hasta 1.1 metro de altura, teniendo unas raíces profundas que se adentran a un metro bajo la tierra. Las hojas de la planta son redondas durante su juventud, pero cuando llegan a la madurez, cambian de forma llegando a ser lanceoladas, en forma de lóbulo y al tocarse puede sentirse una textura sedosa.
Las flores tienen multitud de pétalos con una cabezuela donde se ubican las verdaderas flores, el disco de la flor puede ser de color amarillo, este es el más común, sin embargo, algunas especies desarrollaron un disco de color oscuro.
Dentro del cuidado de la gerbera se debe tomar en cuenta que son unas plantas con necesidad de luz solar constantemente, aunque no deberá estar en un sitio donde le pegue el sol directamente, la luz solar es muy importante para que florezca la gerbera. Las plantas de gerbera pueden aguantar altas temperaturas y lo mejor para ellas son los lugares ventilados, aunque es sensible a cambios bruscos de temperatura, al igual que el frio.
Otro factor a tomar en cuenta es la humedad del suelo de la gerbera, ya que esta planta necesita de un ambiente y un suelo húmedo constante, sin embargo, es necesario entre los cuidados de la gerbera evitar los encharcamientos de agua y hacer que el suelo tenga un buen drenaje para evitar la proliferación de hongos y otras enfermedades. Para favorecer la humedad, se recomienda colocar guijarros mojados con agua, sin que la maceta toque el agua.
Para regar la planta de gerbera se debe tener moderación para evitar el exceso de humedad. Durante los meses de primavera y verano, el compost de la gerbera deberá estar húmedo constantemente asegurando que el agua fluya adecuadamente. Por el contrario, cuando llegue la temporada de otoño e invierno, se deberá reducir el riego a solo cuando se seque el suelo de la gerbera.
El abono de esta planta se aconseja durante los meses de primavera y verano, ya que al aplicarse en estas épocas, la floración de la gerbera se mantendrá por más tiempo, siendo recomendable hacerlo cada quince días. En los meses de otoño y principalmente el invierno, no debe abonarse la planta. Lo mejor será utilizar fertilizante líquido.
El mejor sustrato para las plantas gerberas son los suelos ricos en materia orgánica, que favorezcan el buen drenaje del suelo. Otra recomendación es que el suelo no se encuentre muy compacto para que tenga un drenaje mejor. El trasplante de la gerbera deberá hacerse cada dos años en la época de primavera utilizando una maceta más grande, siendo recomendable, no mojar la base de la gerbera para evitar que se infecte con hongos.
El proceso de reproducción que se debe seguir para una planta de gerbera es arrancar la parte adulta que sea mayor a un año y podar sus raíces con una longitud de 10 a 12 cm, se seleccionan varias hojas adultas, y se recortan los limbos dejándoles un tercio. Luego el rizoma deberá dividirse en pequeñas porciones donde estarán las raíces y su parte aérea. Antes de plantar estas partes, deben desinfectarse con fungicidas, pudiéndose obtener de 4 a 10 plantas por cada gerbera madre.
Para finalizar sobre los cuidados de la gerbera, la poda es otro elemento de gran importancia, ya que elimina las hojas que están envejecidas y las otras plantas de la gerbera, que puedan impedir la captación de luz o el airamiento.
Las plagas que pueden afectar a la gerbera son: los pulgones, arañas rojas, cochinillas, trips, moscas blancas, orugas, babosas y caracoles. Para atacar estos insectos, se deberá utilizar insecticidas especializados en cada una de estas plagas (siendo en algunos casos como el de los pulgones y trips, utilizar insecticida sistémico), y cambiar un poco las condiciones de la planta, como en el caso de las moscas blancas y cochinillas, donde se deberá aumentar la humedad de la gerbera, ya que el ambiente seco es muy favorable a estas plagas.
Algunos de los problemas más comunes de las gerberas son la caída de sus pétalos, los cuales pueden ocurrir por alguna causa genética o por las condiciones climáticas. Sin embargo, una causa común es la falta de fertilización en potasa, por lo que es recomendable fertilizar la planta con tratamientos foliares de nitrato potásico.
Otro problema bastante común es el de las hojas amarillas, esto puede ocurrir cuando el regado de la gerbera se ha hecho con bajas temperaturas. Otra de las causas de esta coloración amarilla en las hojas, puede ser que el suelo frio o húmedo no permita la asimilación del hierro por parte de la gerbera. En este caso, es recomendable que se aplique fertilizante rico en hierro y bajar un poco, la humedad de la planta.
El exceso de humedad y los encharcamientos en el suelo son causa de varias enfermedades y el ataque de hongos, por esta razón, aunque la gerbera necesite de suelo húmedo constantemente, es necesario mantener un buen drenaje para evitar estas enfermedades en la planta.
