Como cuidar las calas
Muchas veces cuando observamos el paisaje de un lago, podemos observar ciertos arbustos coronados con hermosas flores blancas, es posible que se trate de la planta de cala, conocida también como Lirio de Agua, Aro de Etiopía, Alcatraz, Cartucho o Lirio Cala. En nuestra floristería, sita en Logroño, podrás adquirir calas blancas y de otros colores.
A pesar de estos nombres, el nombre científico de la especie es: Zantedeschia aethiopica. Forman parte de la familia de las Aráceas, y se han aceptado 9 especies distintas de esta planta. El origen de la Cala es del sur de África, específicamente en Sudáfrica en la región del Cabo, y el nombre científico de la especie es una dedicatoria a un botánico italiano que vivió entre los siglos XVIII y XIX.
La planta de cala es una especie perenne, lo que quiere decir que conserva su follaje durante la mayor parte del año, pueden medir entre 60 a 100 cm de altura y su característica más importante es su espata que es lo más parecido a los pétalos de una flor. Esta espata blanca existe para cubrir la parte alargada llamada espádice, que es donde se encuentra la verdadera flor y puede llegar a medir entre 4 a 18 cm de largo.
Aunque la espata blanca es la más común, las otras especies de cala pueden generar otros colores. Con respecto a las hojas, son de un color verde brillante con forma de flecha y muy abundantes en el follaje, y su nervadura central está muy marcada y definida. Puede en ocasiones producir fruto, son unas bayas de color amarillo contenidas en el cáliz. Uno de sus atributos es que pueden perfumar el lugar donde se encuentren.
La humedad es uno de los principales cuidados que se deben tener para la cala, al igual que la luminosidad, siendo mejor ubicarla en lugares con semisombra cuidando que no le peguen directamente los rayos del sol, aunque en lugares de clima fresco, pueden soportar la exposición solar sin ningún problema. De cualquier manera, la luz solar es importante, ya que poca luz significará una baja floración durante la primavera.
Dentro del rango de las temperaturas ideales para el cultivo de la cala, un ambiente entre 14 a 20°C sería lo ideal para ellas, sin embargo, las bajas temperaturas pueden ser soportables por la planta, pero lo mejor es no correr riesgos, puede sobrevivir a heladas si se encuentran sus raíces sumergidas en agua. Es recomendable que durante la época de invierno, la temperatura de la planta de cala sea aproximadamente de 10°C, sobre todo si se trata de una planta que ha pasado el verano al interior de la casa.
Como ya indicamos anteriormente, la cala necesita de mucha humedad, por lo que a la hora de regarla, debemos mantener su suelo húmedo y regarla mucho durante la época de floración que es la primavera, no obstante, cuando se entra al otoño, se deberá reducir el riego hasta evitarlo completamente durante la época invernal, debido a que esta temporada es su periodo de descanso.
El mejor sustrato para las calas es el que sea ligero y muy húmedo, pudiendo utilizarse turba para la maceta y cultivarlas a la orilla de los estanques. Con respecto al abonado de la cala, se le deberá aplicar fertilizantes orgánicos como humus, estiércol, etc., siendo la mejor época al comienzo de primavera para promover el floreado de la planta. Cuando llegue la etapa de floración, puede abonarse la cala cada 15 días, pero al llegar el otoño deberá dejar de aplicárselo.
Acerca de la poda de esta planta, las calas no necesitan podarse, solo es necesario retirar las flores marchitas y las hojas enfermas para que no consuman nutrientes. La multiplicación de la cala puede hacerse al separar los bulbos pequeños que crecen en la raíz. El mejor momento para hacerlo es en otoño, tiempo que se recomienda cortar la plana a ras de suelo. Después de dejar que estos bulbos invernen, se podrá volver a plantar con 10 a 15 cm de profundidad. Otra manera de reproducirlas es utilizando semillas.
La planta de cala no se ve afectada recurrentemente por plagas, en ocasiones aparecen los pulgones, que pueden erradicarse eliminando las malas hierbas y aplicando un insecticida sistémico, para que al consumir la savia de la cala, el pulgón consuma el insecticida y eventualmente morirá.
Otra de las posibles plagas que pueda enfrentar la cala, son los caracoles y babosas, esto debido a la alta humedad que necesitan estas plantas, que crean el ambiente propicio para este tipo de animales. Para atacar este problema, puede utilizarse un molusquicida o capturarse manualmente.
Los hongos también afectan la cala dejándoles manchas en las hojas, cuando esto suceda, las hojas con peor aspecto deberán ser cortadas y quemadas para evitar mayor propagación de los hongos, siendo muy poca la utilización de fungicidas al recurrir a estos métodos. Algunos hongos pueden producir, igualmente, la muerte de la raíz y eventualmente la muerte de la planta. Esto puede observarse si las hojas inferiores se marchitan y se ponen amarillas.
En ocasiones las hojas amarillas no se deben únicamente a un ataque de hongos, hay una enfermedad por bacterias que ataca a la cala, donde al comienzo de dicha enfermedad, las hojas se ven amarillas pero eventualmente, se ponen negras, pudriéndose sus bulbos y dejando un mal olor. Cuando esto pase, es necesario cortar y quemar las hojas afectadas, percatándose de que no queden restos en las raíces para que no vuelva a brotar esta enfermedad.
Los virus también pueden afectar la planta, y esto puede percibirse, cuando el desarrollo d de la planta ha sido raquítico con hojas pequeñas. En otros casos, la enfermedad viral de la cala puede presentarse con estrías y manchas de color verde pálido o amarillas en las hojas. Para eliminar esta situación, se recomienda cortar las hojas enfermas y aplicar a todas las hojas sanas un tratamiento contra los pulgones, ya que por lo general, son los responsables de la propagación de esta enfermedad.